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viernes, 11 de abril de 2014

Esta historia la hice para el concurso de literatura : aquí os la deja espero que os guste



Historia hecha por Ana Cuenca Farfán:

UN SUEÑO HECHO REALIDAD

Me gusta mucho escribir y la literatura me encanta.


Espero que os guste mi historia.
Hola a todos, me llamo Liss Doyle y me encanta leer. Me considero una chica simpática y amable, me gusta mucho vestir de color rosa y azul. Tengo el pelo rubio que de día se confunde con la hermosa luz del sol, mis ojos son azules como el mar cuando está sereno y mi piel es clara. Soy deportista, ya que practico muchos deportes. Espero que os guste mi historia y que la literatura os guste tanto como a mí:
Estaba en casa leyendo un libro sobre Egipto cuando de repente mi amiga Emy me llamó. Lo cogí sobresaltada pero no era nada importante, me dijo de quedar con la finalidad de hacer un trabajo para el instituto. Quedamos esa misma tarde en casa de Jason y Robert, dos hermanos muy diferentes; Jason tiene el pelo castaño y sus ojos son azules claros como un diamante precioso, en cambio, Robert tiene el pelo negro como el carbón. Los dos son muy buenas personas con sus ventajas y sus inconvenientes.
Se lo dije a mi madre y me dijo que por supuesto me dejaba ir, preparé la mochila con las cosas y me despedí de mi perro llamado Simba. Yendo para el destino, me encontré con Emy mi amiga que llevaba una camiseta roja y verde que se quedaba sin intensidad al ver sus ojos color miel y su pelo castaño que se mueve con la fresca brisa. Nos saludamos y nos fuimos a casa de los hermanos. En cuanto llegamos y saludamos a los padres nos pusimos a realizar un trabajo sobre Egipto. Investigando en internet vi algo de una pluma dorada, me llamó la atención y me puse a leerlo. Informaba de que esa pluma no se había encontrado aún, pero que los historiadores tenían diferentes teorías y que esta, podía cumplir cualquier deseo. Llamé a mis amigos y en un santiamén estaban ahí con los ojos pegados al ordenador como uña y carne. A Jason que le encantan las aventuras propuso que podíamos llamar a su tío Tom para informarnos un poco más , a mí me pareció una tontería pero pensándolo bien decidimos de hacerlo. Cogió el teléfono y tenía una voz grave ya que tenía 21 años. Le preguntamos y nos propuso que nos fuéramos con él unos días a Egipto. Yo sabía que no me iban a dejar ir pero lo intenté y raramente tras un largo tiempo de intentar convencer a nuestros padres lo conseguimos. La salida era el día siguiente y a las ocho de la mañana habíamos quedado en el aeropuerto de Londres. Fui corriendo a mi cuarto a preparar mi maleta rosa y llenarla de ropa, etc.… Cogí todo lo que pude y la cerré. Cuando terminé de prepararla eran las diez de la noche y decidí acostarme para no encontrarme muy cansada el día de la partida. No podía dormir por los nervios, por saber si eso no sería como nos lo esperábamos pero alrededor de una hora estaba vencida por el sueño, dormida en la cama. Me desperté y me fui a desayunar pero me encontré con que mis padres ya se habían levantado y me lo habían preparado. Desayuné corriendo y nos fuimos al aeropuerto, por supuesto con Simba, que estaba muy alterado. Llegamos allí y en efecto, allí estaban, todos esperándome. Me despedí de mi familia y de mi perro y salí con mi maleta corriendo. Al acercarme a ellos, por el altavoz del aeropuerto dijeron que nuestro vuelo estaba preparado y que nos acercáramos a la puerta de entrada. Desde unos grandes ventanales vimos un inmenso avión como si fuera a estrellarse posándose en el suelo. Entramos por un largo pasillo que se me hizo interminable hasta el avión. En el interior había mucha gente, más de la que yo esperaba ya que en mi vida me había subido a ningún avión. Todo fue espectacular, las vistas eran impresionantes. Al llegar, desembarcamos en un aeropuerto en el que nos esperaba Tom. Nos condujeron hasta llegar hacia un chico joven, con el pelo rubio y ojos castaños con una gran sonrisa que destacaba sus blancos dientes. Al terminar la bajada salimos por la puerta y nos presentamos. Nos saludó, fue muy amable con nosotros y nos trató con gran respeto. Le preguntamos por su teoría, que nos podía informar de “la pluma dorada”, y nos la contó. Dijo que esa pluma dorada se encontraba en la pirámide de Keops (Gizeh), que podría cumplir cualquier deseo. En ese instante dejó de hablar y dijo que teníamos que irnos, no nos dijo por qué, y nos dirigimos a la salida del aeropuerto. Nosotros nos preguntábamos que por qué habría reaccionado así, pero él estaba bastante ocupado pidiendo un taxi, para que nos condujera a la ciudad. Nos subimos en el primer taxi que no estaba ocupado y nos llevó hasta un lugar con arena y una gran pirámide, pero no había nada, ni un árbol. Nos bajamos e intentamos entrar como pudimos. Al conseguirlo se abrió un gran portal por el que se accedía al interior de la pirámide, entramos y seguimos por un pasillo de piedra, muy alargado y sin luz, ya que cada vez la entrada se alejaba más. Todos nos pusimos detrás de Tom y lo seguíamos. Hubo algunos tropezones pero nada importantes, lo más grave fue la herida que se hizo Robert en la rodilla. Corrimos durante varios minutos, pero yo, iba agotada, como si lo hubiéramos hecho durante horas. Extenuados, nos paramos en un lugar para descansar un poco y le preguntamos a Tom lo que había pasado. Él nos contó que cuando el siguiente avión estaba aterrizando vio a uno de los ladrones de objetos Egipcios más famoso, y que sabía que venía en busca de lo mismo que nosotros. Al reponernos, no sabíamos que hacer, porque el túnel se había acabado y no podíamos retroceder. Muy asustados, todos nos apoyamos sobre una pared y me di cuenta que desde mi sitio se veía una piedra diferente a las demás y fui a darle. Se oyó un gran estruendo y vimos el suelo de dividirse en dos, menos mal que la trampilla estaba en nuestra mitad, pero era muy estrecha como un tobogán cerrado de piedra. Nos deslizamos por él, era divertido, pero un poco incómodo, ya que algunas piedras resultaban salientes. Al final se veía una luz, como si fuera a parar a algún lugar conectado al exterior. Llegando al final se abrió un hueco en el suelo y todos nos caímos. Acabamos en una especie de sala cerrada y oscura. Todos estábamos a punto de echarnos a llorar cuando entró un hilo de luz por una rendija del tamaño de una aguja. Se movió por toda la sala hasta llegar a un punto en el que se paró. Nosotros como no veíamos nada, nos acercamos para ver si podíamos descubrir algo y nos impresionó algo con lo que chocamos. Al tacto empezamos a intentar adivinar lo que era, era una especie de urna. Retrocedimos al instante ya que un gran viento entró, como si se hubiera abierto una puerta. Vimos bajar y posarse una pequeña pluma dorada sobre el suelo. La cogimos y venía con un papel en letra egipcia, que Tom nos tradujo y decía:
Esta pluma concederá un deseo,
lo hará al privilegiado
que esta pluma,
haya encontrado.
Todos a la vez dijimos nuestro deseo: Que automáticamente se destruyeran las armas y que las guerras no existieran.
De repente ¡plup!, la pluma desapareció. Giramos el papel y había algo escrito diciendo que al cumplirse el deseo, la pluma se esfumaría. Cerramos los ojos y aparecimos en nuestras casas como si nada hubiera pasado solo que con algo cambiado, un sueño hecho realidad.

*Dedicado a la paz.



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